Resumen del nacimiento de los Incas
Los incas fueron la civilización más compleja que se desarrolló en la América del Sur, constituyendo un vasto imperio que abarcó los actuales países de Perú, Bolivia, gran parte de Ecuador, el noroeste de Argentina y el norte de Chile.
El origen de los incas se remonta al siglo XII de la era cristiana, cuando tras una larga migración se asentaron las primeras familias en el valle de Cuzco. Todo este proceso nos ha sido narrado en el mito fundacional inca, que considera a Manco Capac como su primer gobernante y fundador de la ciudad del Cuzco.
Una serie de tribus, como los huallas, alcabizas y poques , poblaban entonces estas tierras y los incas tuvieron que luchar por muchos años para consolidar su dominio sobre el valle hacia el siglo XIV.
Bajo el reinado del noveno Inca Pachacuti (1438-1471) se inició la expansión de los incas, tras vencer a la poderosa Confederación Chanca que asolaba al Cuzco. Desde entonces, los ejércitos incas fueron incontenibles y rápidamente sometieron a los lupacas y collas de la actual Bolivia, a los huancas y tarmas del valle del Urubamba y penetraron hacia el norte hasta la futura ciudad de Quito.
Entre las campañas de Pachacuti sobresalió aquella que culminó en la sujeción del pujante señorío Chimú , empresa que fue liderada por el hijo de Pachacuti, Topa Inca Yupanqui en 1465.
Topa Inca Yupanqui o Túpac Inca fue el mayor conquistador y el verdadero organizador del Tahuantinsuyo o imperio de los cuatro lados. Su reinado se extendió entre 1471 y 1493, durante el cual se agregaron al poderío inca inmensas regiones como el altiplano boliviano, el norte y centro de Chile, el noroeste argentino hasta Mendoza y algunas regiones selváticas. Luego de estas conquistas, Túpac Yupanqui se abocó a la administración de tan extenso imperio, repartiendo las tierras y perfeccionado las instituciones que tendrían a su cargo el manejo del Tahuantinsuyo. Con Huayna Capac (1493-1525) se cerró el ciclo de las grandes conquistas incas, interrumpido bruscamente por la presencia europea en Centroamérica, cuyas enfermedades se adelantaron a los conquistadores y terminaron con la vida del inca.
El Tahuantinsuyo se extendía por diversas regiones geográficas, donde encontramos una importante variedad de climas y vegetación. A grandes rasgos se pueden distinguir tres zonas: la costa, la sierra y la selva. La costa comprende una franja desértica de unos cincuenta kilómetros de ancho, surcada por numerosos ríos que bajan de los Andes y forman valles aptos para el asentamiento humano.
La riqueza marina y la agricultura de frijoles, camotes o pepinos en los valles permitieron el florecimiento de distintas culturas desde tiempos muy antiguos, como por ejemplo los Mochica y Nazca.
La sierra está constituida por una serie de cadenas montañosas que en su conjunto forman la Cordillera de los Andes. Entre estas cadenas hay mesetas altiplánicas, protegidas de los vientos, bien irrigadas y de clima templado, que fueron aprovechadas para el establecimiento por parte de diferentes culturas como Tiahuanaco y Huari.
La flora y fauna de la sierra está determinada por la altura; mientras en las tierras bajas (hasta 2.500 metros) se cultivan verduras y frutas como las paltas, papayas, chirimoyas, lúcumas o tunas, hacia los 3.500 metros predomina absolutamente el cultivo del maíz, además de porotos y la cría de cuyes.
En las alturas empinadas sobre los 3.500 metros, por último, se practica la ganadería de llamas y alpacas y se siembra una enorme variedad de papas.
La selva o ceja se extiende por todo el flanco oriental de los Andes entre los 400 y los 1.000 metros sobre el nivel del mar. Presenta altas temperaturas producto de su clima subtropical, donde se desarrollan especialmente las plantaciones de coca, mandioca, papaya, plátanos y ají. Entre la fauna hay monos, pavas, perdices, tortugas, hormigas con abdómenes cargados de grasa y proteínas comestibles y una infinidad de aves.
Es preciso señalar que la población de esta inmensa área se las ingenió para adaptarse a los distintos hábitat y sacar el mejor provecho a sus recursos. Desde la pesca en la orilla del mar hasta la ganadería auquénida en las alturas andinas, los hombres y mujeres se vincularon a través de fluidos intercambios.
En ese contexto, los incas tuvieron el gran mérito de poner a disposición de pueblos muy disímiles entre sí una mayor variedad de productos alimenticios y de uso cotidiano, aprovechando al máximo los recursos obtenidos en los diversos pisos ecológicos.
Fuente: UC CL
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